El Inmobicidio en tiempos de Emergencia Inmobiliaria

notas Sep 25, 2020

Escuchá la nota completa relatada por Mariano Peluffo

A pesar del dominio que sobre el planeta ostentaron, los

dinosaurios se extinguieron hace unos 65 millones de años. Al
día de hoy persiste la incógnita relacionada a este gran
fenómeno “el Dinocidio” que cambió el metabolismo terrestre: Por
que especies de menos envergadura pudieron sobrevivir? Por
que otras especies relacionadas al grupo dominante lograron
burlar el cataclismo planetario que cerró la era mesozoica?
Una de las teorías relacionadas a la extinción masiva, aborda el
concepto -resolución express- que se sustenta en el impacto de
un meteorito de 10 kilometros de diámetro que aniquilo al 70% de
las especies, produciendo una catástrofe ambiental, cambio
climático drástico.


La otra -la del trámite lento- sostiene que la población de
dinosaurios estaba castigada por enfermedades presentes en el
ambiente derivadas de los fuertes cambios en el clima que
experimentaba el planeta y la poca capacidad de adaptación de
las grandes especies históricas al nuevo contexto vital -como la
vegetación de la Tierra- que también sufría modificaciones
estructurales.


De ahí surgen las hipótesis de porque sobrevivieron otras
especies:
La corta extensión del proceso de gestación ha sido uno de los
motores de la supervivencia de las especies sobrevivientes.
El tamaño ha sido otra fuente de la resistencia.
La existencia de refugios, espacios o agujeros en los que algunas
especies utilizaron para sobrevivir.
Pero, más allá de este legado genético, pudo haber algún tipo de
herencia de comportamiento, se deduce que se movían en
manadas, donde las especies más pequeñas eran protegidas por
los más fuertes. Las aves, así como los mamíferos, coexistieron
con los dinosaurios durante millones de años, aunque se vieron
eclipsados por la presencia de estos, tardando -miles de
millones- en tomar el protagonismo del que gozan hoy día.

La Emergencia Inmobiliaria:
En tiempos de emergencia económica, social y alimentaria, no
podía faltar la emergencia inmobiliaria para completar el póker
económico de nuestros días. La década que está finalizando en el
año en curso, muestra en todas las variables de la actividad -hoy
inactividad inmobiliaria- los rasgos para poder encasillarla en tal
categoría. Estamos transitando una verdadera emergencia
nacional. Un verdadero cataclismo inmobiliario. Y con él, un
escenario de extinción masiva de las especies que conviven en su
eco-sistema. Corredores inmobiliarios, constructores, escribanos,
proveedores de materiales de construcción y tantos otros que
surfean en un océano de pocos centímetros de profundidad en
pleno proceso de evaporación.
Si enfocamos el análisis en algunos indicadores inmobiliarios
veremos entre otros factores que:


- Se ha multiplicado por tres el stock de producto ofertado a
comparación de la década pasada. Hoy por ejemplo, cada
producto ofertado en la Ciudad de Buenos Aires compite con
cientos de igual categoría y valor a diez cuadras a la redonda.


- Se han registrado en el último año los volúmenes de ventas
más bajos de la última década registradas por escribanos y el
Registro de la Propiedad. Las casi 2500 transacciones
registradas por ejemplo por el Colegio de Escribanos de
CABA en Noviembre, se transaron entre los mas de 7500
matriculados de CUCICBA sin contar los “operadores
salvajes” que funcionan fuera de la ley. Es decir algo parecido
a una operación mensual cada 4 inmobiliarias.


- La intención de compra de los clientes se ha reducido al 50%
de los ratios de años anteriores. El resultado de la renta de
alquileres ha llegado a su mínimo histórico el 2% después de
impuestos.


- La múltiple devaluación del peso nacional, que ha postrado su
valor a menos de un tercio del de hace 18 meses, ha
complicado sustancialmente el resultado de desarrolladores
que hacen malabares para demostrar lo indemostrable a sus
inversores originantes.


- Ha caído al menor valor de la década la capacidad de compra
de un m2 por salario mínimo.

En este mar de lágrimas, los inversores están entendido finalmente
que el ladrillo “si traiciona” por lo menos en dólares y en tiempos de
cataclismo y emergencia inmobiliaria.


Ha quedado en el olvido cualquier esbozo de programa de crédito
para la demanda o incluso a la oferta, en un contexto de inflación
cuasi bolivariana. Y como corolario, del sueño de la casa propia
sólo quedó el sueño, en este caso pesadilla.


Se ha afectado el acceso a la moneda de cambio -el dólar- con la
que se tranzan la mayoría de las operaciones en ciudades como
Buenos Aires.


El contexto es lo más parecido al Dinocidio Mesozoico con el
agravante que el comportamiento de las especies inmobiliarias no
están reaccionando en modo supervivencia.

El Inmobicidio de los antiguos:
Los antiguos son las personas que llevan mucho tiempo en un
lugar, empleo o actividad. En general los antiguos con su ejemplo
marcan el camino correcto de los que vienen.
Nuestros antiguos son los operadores inmobiliarios que perpetúan
prácticas desactualizadas no ajustadas a la nueva lógica del cliente
y mercado actual. Lejos de marcar el camino del cómo ser, nos
forman en el como no ser.
Los antiguos creían que la tierra era plana, nuestros antiguos creen
que el cliente sigue dependiendo de su servicio.
Los antiguos han dejado sus enseñanzas como base de la historia.
Nuestros antiguos son los que forjan en el colectivo general el
descalificado posicionamiento de nuestra industria.
Nuestros antiguos como los del mesozoico orientan sus destinos
hacia el Dinocidio que para el mercado inmobiliario será el
“Inmobicidio”.
“50 años en el barrio” reza el cartel de uno de los antiguos notables
de mi zona, el mismo antiguo notable que tasa a valores superiores
de mercado para captar el producto y ofrece servicio gratuito -
honorario bonificado, comisión 0- para cerrar el contrato
confiscatorio con el cliente. Una especie de Yiya Murano de nuestros tiempos: “seducción del engaño”, “seducción que aniquila”
“seducción inmobicida”. Qué servicio se puede ofrecer si no se
cobra por él? Cómo se puede vender a valores muy por encima de
los reales de mercado? La respuesta es que no ofertan bien, no
muestran bien el producto, están enfrentados con las herramientas
tecnológicas, no dan un buen servicio y como corolario, no venden y
le generan una pérdida de tiempo invaluable a su víctima.
Lamentablemente estos son los ejemplos que multiplican nuestra
mala imagen.


En la avenida del centro transita otra categoría de nuestra especie
en extinción: “los tibios”. Los tibios son la mayoría de nuestra raza.
Esos operadores golpeados históricamente por las vicisitudes del
mercado. Gobernados por la angustia, someten sus decisiones al
cliente sin mayor resguardo profesional. Son los que dejan definir
los valores de venta en las tasaciones, los que permiten trabajar sin
autorización expresa bajo el mando del propietario que abre el
juego a múltiples operadores con el propósito que “la propiedad la
tengan todos”. Cultores del poliamor inmobiliario desenfocado e
ineficiente. Víctimas de una profesión atomizada y desprestigiada.
Adeptos al “siempre se hizo así”.


Ni los tibios ni los antiguos me representan ni a mí, ni a cientos de
colegas que tratamos día a día de ser cada vez más profesionales.
Y lo que quiero destacar en estas líneas es a esta nueva categoría
de operadores que preservará la especie: los Modernos
Inmobiliarios.


Los Modernos son los que luchan por dar cada día un mejor
servicio. Los de la capacitación constante, los que se han
sumergido de cabeza en la tecnología y las herramientas digitales
que simplifican y dinamizan el servicio, los del trabajo en equipo, el
encuentro en comunidad que al igual que las especies que
sobrevivieron la era mesozoica aseguran la no extinción de nuestra
profesión.


Los Modernos tasan a precios de mercado, publican con fotos
profesionales, utilizan todos los medios digitales disponibles,
capacitan a sus representantes, ponen foco en la planificación, los
que ofrecen una propuesta de valor concreta y diferencial, los que
hacen marketing de las personas, cultivan la especialización y la
relación de largo plazo con sus clientes. Los Modernos son minoría

pero, en un contexto de emergencia inmobiliaria, siguen vendiendo
y representando profesionalmente a la industria.
Los modernos trabajan en equipo, comparten honorarios,
comparten el producto, trabajan en comunidad.


Los modernos son las especies que están sobreviviendo al impacto
meteórico de las brutas devaluaciones y regulaciones irracionales
en contratos privados impulsadas por nuestros gobernantes.


Los modernos son quienes sostienen la esperanza de la
refundación de la industria inmobiliaria.

El teorema del sube y baja inmobiliario
Con el axioma de que el “ladrillo no traiciona”, hemos embarcado a
clientes e inversores en un camino sin resolución. El contexto de
emergencia inmobiliaria ha sacudido la estructura original de costos
y exige un base cero y sinceramiento doloroso pero necesario de
precios y resultados.


En estos tiempos no hay nada más real que el Teorema del sube y
baja inmobiliario argentino. El sube y baja inmobiliario: suben los
precios, bajan la actividad. Si no ajustamos los precios a la nueva
realidad el nivel de actividad seguirá arbitrando en sintonía al
teorema del sube y baja. Los precios publicados con la foto de
antes de ayer serán un espejismo que catalice el inmobicidio.

Refundación o refundición
La mezcla de Emergencia Inmobiliaria con las malas prácticas de
nuestros antiguos y vuelo bajo de nuestros tibios, ha precipitado el
Inmobicidio tan temido.


Está claro que la única salida en el marco de este real cataclismo
de nuestra industria es darle el protagonismo de la nueva era a los
Modernos.


Y con ellos refundar nuestra industria siguiendo los siguientes ejes
rectores:

Sincerar los valores y precios de los bienes inmobiliarios. Tasar a
valor real de mercado muy por debajo del segundo semestre que
nunca llegó del gobierno que acaba de terminar su mandato.
Trabajar en equipo, en forma colaborativa e intercambiando
producto y compartiendo honorarios.
Trabajar con autorización exclusiva cobrando honorarios por el
servicio profesional que brindamos.

Así podremos recrear la odisea de las bravas especies que
superaron el cataclismo universal para sobrevivir dignamente hasta
nuestros días.

Especial agradecimiento a los Modernos #Superinmobiliarios
Virgilio Raiden, Fernando Pozzi y Marcelo Di Mitrio

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